ARRANCANDO

1 El primer material, las fuentes.

2 Mostrarnos como somos.

3 Algunas preguntas para arrancar:

4 Todos tenemos un público con el que funcionamos mejor.

5 Que mostramos, que ven de nosotros?

6 El elefante en en el salón.

1 El primer material, las fuentes:

En el stand up comedy, el comediante mismo es la principal fuente de material. Por ello, es fundamental tener la valentía de exponerse con honestidad y autenticidad ante el público. Debemos posicionarnos como nuestra propia primera «víctima» del humor.

2 Mostrarnos como somos:
Si no somos capaces de reírnos de nosotros mismos, de nuestras vulnerabilidades, inseguridades y miserias humanas, difícilmente podremos conectar de manera genuina con los espectadores. La risa nace de la identificación, y para lograrla, necesitamos mostrarnos tal cual somos, sin máscaras.

3 Algunas preguntas para arrancar:
Construir nuestro material requiere responder preguntas profundas: ¿Quién soy realmente? ¿Qué quiero y no quiero ser? ¿Qué estoy dispuesto a mostrar de mí? ¿A quién me dirijo? Sólo siendo honestos con nosotros mismos podremos definir nuestra ideología de «bufón» y encontrar nuestra voz auténtica en el escenario.

Sin embargo, esto no implica simplemente presentarnos tal cual somos en la vida cotidiana. El stand up también implica la creación de un «personaje escénico», una versión ligeramente exagerada y amplificada de nuestra propia personalidad. Es un juego de autenticidad y teatralidad equilibrado.

Este personaje escénico nos permite divertirnos y jugar con nuestras propias características, miedos y defectos, presentándolos de manera cómica y entretenida para el público. Como bien dice Diego Wainstein, «divertirse para divertir» es esencial en la comedia.

No tengas miedo de caminar por la cornisa del ridículo, la incomprensión y la incorrección. Sé irreverente y atrevido en el escenario, pero siempre partiendo desde tu propia verdad interior. Recuerda que no puedes gustar a todos, y algunas noches habrá silencios o incluso quejas, pero ese es el riesgo que debemos asumir como comediantes.

4 Todos tenemos un público con el que funcionamos mejor: 

Además, es importante reconocer y definir tu «target» de público. Si bien al principio necesitarás rodar y presentarte ante diversos tipos de audiencias, con el tiempo descubrirás qué tipo de personas conectan mejor con tu estilo, tus temas y tu forma de ser en el escenario.

Tu profesión, creencias, ideología, orientación sexual y demás aspectos de tu identidad condicionan e influyen en tu material. No los niegues, asúmelos y déjalos fluir. Ahí radica la autenticidad que hará brillar tu comedia.

Finalmente, incluso tu apariencia física y tu voz son herramientas valiosas para construir tu personaje escénico. No luches contra ellas, acéptalas y explótalas a tu favor. Confía en que al exponer tus verdades más íntimas con honestidad, vulnerabilidad y una pizca de exageración cómica, lograrás conectar profundamente con el público y hacer que se rían contigo, no de ti.


5 Que mostramos, que ven de nosotros?

El aspecto físico del comediante es importante. Es lo primero que la audiencia nota antes de que emita una sola palabra. Puede realzar o arruinar por completo su rutina cómica.

En nuestra sociedad, tendemos a juzgar y prejuzgar a las personas basándonos únicamente en su apariencia externa, aunque ésta no los define realmente como individuos. La imagen que proyectamos es muy influyente, pero a la vez es superficial y se modifica fácilmente con cambios simples como el peinado, la vestimenta, los accesorios, la postura, etc. entonces es necesario saber qué imagen damos o tenemos.

El buen comediante debe vencer el temor al ridículo y comprender que su imagen física es una herramienta más para provocar la risa del público, no un reflejo fiel de su verdadera personalidad. Louis C.K. no es realmente tan desencantado y amargado con la vida como su personaje escénico. Dicen que cuando lo ves fuera del escenario, es mucho más alegre y positivo.

En el stand-up, el cómico crea un «personaje escénico», una especie de caricatura de sí mismo, ligeramente exagerada en sus rasgos y conductas. Para construir su personaje escénico ideal, el comediante debe primero identificar la imagen base que proyecta naturalmente y el tipo de material cómico que desea presentar. Luego, puede ajustar su apariencia o acentuar ciertos aspectos de su personalidad para acercarse más al personaje que le convenga.

A veces, el aspecto más evidente del cómico es tan llamativo que la audiencia no puede dejar de enfocarse en eso. 

6 El elefante en en el salón

Este tema lo trata perfectamente Angelini y yo lo aprendí de él en su libro, no transcribo nada pero de ahí salió todo, si queres ampliar el tema leelo.

Es como si hubiera un elefante gigante en medio de la sala. Nadie puede ignorarlo. Puede ser un rasgo físico muy exagerado como una nariz enormísima, obesidad mórbida, enanismo, etc. O un acento extranjero muy marcado o fama previa por otro trabajo. El cómico tiene tres opciones para manejar ese «elefante»:

1) Eliminar al elefante – El cómico hace algunos chistes brevemente sobre su rasgo llamativo al inicio, como diciendo «Ya ven, soy consciente de esto, lo abordé, ahora puedo seguir con mi rutina regular».

2) Montar al elefante – Convertir ese rasgo tan evidente en su principal arma cómica, como hizo Gabriel Iglesias explotando al máximo su obesidad mórbida.

3) Alternar con el elefante – Ir y venir entre chistes sobre ese rasgo físico tan llamativo y otros temas cómicos regulares.

Lo importante es jamás ignorar el «elefante», pues eso sólo hará que la audiencia se enfoque aún más en ese rasgo evidente, distrayéndola de la rutina cómica. El buen comediante lo reconoce desde el inicio y lo maneja a su favor.

En definitiva, la imagen externa es sólo un envoltorio. Lo que realmente importa es el talento cómico innato. Los grandes comediantes saben identificar, aceptar y hasta explotar sus rasgos físicos más llamativos como una herramienta más para lograr su objetivo máximo: hacer reír a carcajadas al público.

Para tener en cuenta:

1. Sé auténtico y honesto al crear material.

2. Ríete de tus propias vulnerabilidades.

3. Define un personaje escénico que combine autenticidad con exageración.

4. Conoce y conecta con tu audiencia.

5. Acepta y utiliza tu apariencia física para provocar risas.

6. Aborda cualquier característica llamativa de manera inteligente.

7. Recuerda que tu talento cómico es lo que realmente importa.

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